dimarts, 22 de gener del 2008

Calle y libertad: Por una calle de todos y para todos.

No está nada claro que el civismo pueda estimularse desde las ordenanzas. Más bien parece que el civismo es un valor, relacionado con la convivencia, que se ha de educar desde la infancia al igual que otros aspectos del ser humano. Por este motivo, no tenemos nada claro que la ordenanza que se está elaborando vaya a fomentar el comportamiento cívico. El civismo no se impone ya que es una actitud de respeto con el conciudadano. Si se impone ya no es respeto, es represión y ,como tal, genera miedo o resistencia.

El gobierno del Ayuntamiento de Badalona ante cierta alarma social, en mayor o menor medida existente, ha decidido elaborar una ordenanza de "civismo y convivencia" donde propone sancionar las consecuencias de determinadas acciones de los ciudadanos, en lugar de abordar las causas de estas. Los comportamientos de los vecinos, hasta los más cotidianos, quieren ser regulados, controlados y, en su caso, sancionados. Sin embargo no se plantea ninguna actuación concreta para fomentar la educación cívica.

La convivencia la hemos de lograr los ciudadanos en complicidad, buscando un acuerdo entre los diferentes colectivos que convivimos. No puede venir emanada de un poder que nos ilumine con pautas establecidas a golpe de multa. Tendríamos que adecuar, mediante inversiones, el espacio público como escenario para el conocimiento mutuo. Así como dedicar recursos a políticas sociales que tengan como objetivo la cohesión social y fomentar y apoyar iniciativas destinadas a promover los principios de respeto (tanto a las personas como a los bienes públicos) , tolerancia y solidaridad.

El proyecto de ordenanza incluye la prohibición de todo tipo de actividades realizadas en la calle, desde interpretar piezas musicales o jugar hasta repartir octavillas. Se quiere castigar la vida en la calle. Se confunde el uso social o lúdico del espacio público con el vandalismo, equiparando conductas claramente reprobables con otras que forman parte de la tradición popular. Por otra parte, haciendo un ejercicio de demagogia, se utiliza una relativa alarma social para crear una cortina de humo sobre los verdaderos problemas de la ciudad: el aumento del precio de la vivienda, el clamoroso déficit de vivienda social, la extensión de las bolsas de pobreza, el descenso del gasto social, la falta de centros cívicos y espacios de convivencia en los barrios, la movilidad urbana, la contaminación etc.

Cualquier persona que acostumbre realizar actividades en la calle puede sufrir la perversión de una aplicación discrecional de esta ordenanza. También los movimientos sociales se sienten amenazados. De hecho, muchas entidades de esta ciudad piensan que la ordenanza municipal se genera con una clara intención política represiva de aquello que no se controla. Lo que se deduce de restricciones, tan sorprendentes desde un punto de vista democrático, como las de prohibir pegar carteles o repartir octavillas ¿Quién hace esas cosas salvo los colectivos sociales? No parece casualidad que sean parte de las sanciones más fuertes de la normativa.

1 comentari:

Anònim ha dit...

Tienes toda la razon,Asun,soy Miguel,el que hace años estaba en finanzas con la Luisa en la agrupacion del partido de Llefia,la pena es que esa infancia que tu mencionas hasta que se mentalize pueden pasar la tira de años y por ejemplo nosotros hemos gastado mas de 60.000 € en restaurar la fachada (Calle Mare de Deu de Lorda esquina a Dr.Bassols) y no va a servir para nada (Le doy 15 dias de plazo para que nos la "Embadurnen" de Graffitis Un saludo: Miguel Henarejos